miércoles, 16 de noviembre de 2011

Estoy en ese estado de confusión propio del insomnio.

Estoy en ese estado de paranoia propio del insomnio.

Estoy en ese estado de tristeza propio del insomnio.

Estoy en ese estado de desorientación propio del insomnio.

Estoy en ese estado de omnipotencia propio del insomnio.

Estoy en ese estado de desesperación propio del insomnio.



Y cuando acerco el encendedor para encender el cigarrillo, me duelen los ojos.

martes, 15 de noviembre de 2011

Me vestía con polleras largas, ponía anillos, usaba aros que colgaban y dejaba el pelo suelto y despeinado mientras escuchaba a Janis Joplin en la habitación de la casa de mi mamá.

Tenía un piercing en la nariz y no salía a bailar, en vez de eso me quedaba cantando en la calle con mis amigos.

Y todo porque necesitaba que los demás piensen que era de determinada forma para así yo espejar esa imagen y sentirme parte de algo.

Hoy, lo único que soy de todo eso, es el pelo suelto y despeinado.



De adentro hacia afuera. Dale.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

He had to leave, though I begged him to stay.

He threw me away.

He laughed at my sins, in his arms I must stay.

He wrote: I'm broke, please send for me.

But I'm broken too, and spoken for, do not tempt me.


http://www.youtube.com/watch?v=DTAASQWLaYI

martes, 8 de noviembre de 2011

I want you

It's the stupid details that my heart is breaking for


I want you, I do.

I'm afraid I won't know where to stop .


http://www.youtube.com/watch?v=cAJ2HK2Epqs



Dios. Cada palabra que pronuncia y como la pronuncia. La canción entera.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Vos me pediste que no lo haga o que lo haga pero lo sostenga; por ahí lo que querías era que sea yo la que tome la decisión, difícil cuando se es indeciso a niveles metafísicos. ¿Metafísicos? por ahí debería dejar de sonar como la vecina que me daba Reiki de chica y empezar conectar ideas.
Vos me agarraste de la mano y me desperté. No literalmente, claro, estaba despierta, pero despierta lejos de esa mesa de bar muy chiquita, muy incómoda; encima tenía la superficie negra y cuando la limpiabás con una servilleta, quedaba una estela de suciedad entre los granitos de azúcar que lograba hacerme sentir realmente nerviosa.
Me tocaste de nuevo, me paré. Traté en vano de hacer desaparecer la mancha que distraía de la pureza del negro y me abroché los cuatro botones del saco. Vos me miraste con ojos de quien ve algo por enésima vez seguida, algo que lo aburre y que quiere borrar ya mismo de su retina. Me dolió un poco menos que las veces anteriores, pero me dolió.
El hombre de la mesa de al lado estaba fumando un cigarrillo que desprendía un humo excesivo. Me quedé unos segundos observando si, acaso, formaría un conejo, un barco o algo digno de una enorme nube blanca. Esa vez fui yo la que me despertó, me traje a ese momento sin darte una mínima oportunidad de que tu mano me arrastre por última vez.
Ahí la decisión fue tomada, aunque yo todavía no estaba segura. Simplemente, me cansé de llevarte en mi espalda. Los huesos se me habían empezado a deformar.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Piensen en lo siguiente:

Usamos las palabras para denominar cosas, por lo general tangibles o que pueden ser aplicadas en acciones concretas; entonces la palabra "amor" no designa un sentimiento sino algo inteligible, susceptible de materializarse.
Cuando las palabras quedan en designaciones vacías, pierden su función por lo tanto significan menos hasta llegar a nada, ¿así es cómo se acaba el amor? ¿Cuando dejamos de proyectar ese sentimiento en la realidad?