Me vestía con polleras largas, ponía anillos, usaba aros que colgaban y dejaba el pelo suelto y despeinado mientras escuchaba a Janis Joplin en la habitación de la casa de mi mamá.
Tenía un piercing en la nariz y no salía a bailar, en vez de eso me quedaba cantando en la calle con mis amigos.
Y todo porque necesitaba que los demás piensen que era de determinada forma para así yo espejar esa imagen y sentirme parte de algo.
Hoy, lo único que soy de todo eso, es el pelo suelto y despeinado.
De adentro hacia afuera. Dale.
Hola Fio. Muchas veces se llegan a tener esas ganas de querer pertenecer, en incluso se llega a tener la necesidad de no querer pertenecer. No es algo malo, pero es infinitamente mejor el no necesitar pertenecer/no-pertenecer y sólo ser libre siendo uno mismo.
ResponderEliminarSaludos, que tengas excelente día.
Lo destacable que ya tenías un buen gusto musical, un buen gusto musical que seguis teniendo.
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